Mis Pensamientos

Si la mente tuviera voz, me imagino todo lo que se podría decir. Pero que bueno que nuestra mente es muda.



viernes, 30 de julio de 2010

EL AMOR: SIGNIFICA SER UNO MISMO


Los límites del Amor
El amor no lo justifica todo. en una cultura donde se ha ponderado el amor sin límites y por sobre todas las cosas, la vida de pareja ha pasado a ser la principal forma de autorrealización, sin importar el costo. Entregarse en cuerpo y alma, olvidándose de uno mismo y de las necesidades propias, es el resultado de una serie de creencias distorsionadas sobre el amor que se perpetúa de generación en generación.

Pero hay otra opción: podemos amar sin destruirnos a nosotros mismos, podemos reubicar el amor lejos de la idealización perniciosa y absolutista, es decir, sin ansiedad y sin negociar los principios vitales que nos determinan. Para amar no debes renunciar a lo que eres, ésa es la máxima. un amor maduro integra el amor por el otro con el amor propio, sin conflicto de intereses: “Te quiero, porque me quiero a mí mismo, porque no me odio”. Para lograr esto se requiere de una revolución personal, de cierta dosis de subversión amorosa que nos permita cambiar el paradigma tradicional de “ser para el otro” por un nuevo esquema en el que el respeto hacia uno mismo ocupe el papel central.

Quién dijo que para amar hay que anularse y echar a un lado los proyectos de vida? el amor saludable y bien constituido debe ser democrático (horizontal fuera y dentro de la cama, recíproco, solidario y autónomo) y digno (acorde con los derechos humanos, así la relación se desarrolle casi siempre de puertas para adentro). No hay excusas. Cuando logramos la conjunción de estos dos amores, podemos vivir más plenamente nuestra relación de pareja y disfrutar las ventajas de tener un amor consciente de sus derechos, alegre, apasionado y libre de miedos.


Cuando no te quieren:
¿Por que seguimos en una relacion insana a sabiendas que no nos aman? Esperar a que te quieran puede ser una de las experiencias mas humillantes y tristes,: “Ya no me abraza, ya no se preocupa por mi” o “Nunca me he sentido realmente amado o amada”. ¿Que esperas entonces? Mendigar amor es lo peor de las indigencias, porque lo que esta en juego es tu persona, y si la otro, el que esta por encima, acepta dar limosnas, no te merece.
¿Quién tiene el poder en una relación? No es el más fuerte, ni el que tiene más dinero, es el que necesita menos al otro. Si tu pareja puede prescindir de ti mucho más fácil de lo que tú puedes prescindir de él o ella, hay que equilibrar la cuestión. Una persona honesta jamás estaría con alguien a quien no ama para aprovecharse de ciertos beneficios, llámese comodidad, dinero, compañía, etcétera.
Si no te quieren, no es negociable. ¿Qué vas negociar, qué acuerdos vas a proponer si no hay sentimiento, ni ganas ni deseo? ¡Que mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa desesperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente. Si bajara un ángel y te dijera que tu pareja nunca podrá amarte de verdad, por lo menos como te gustaría, ¿seguirías manteniendo la relación? ¿Qué harías? Para mi es claro que si alguien titubea o duda de que me ama, no me ama. “Dame un tiempo”, “Déjame pensarlo” o “No estoy seguro”: excusas o mentiras.
Si es evidente que no te quieren y sigues allí a la espera de la resurrección amorosa, dispuesta o dispuesto a responder a cualquier insinuación, te extralimitaste: estás del otro lado. Y si tú. Sensación de insatisfacción afectiva persiste a pesar de tus justos reclamos, ya tienes resuelto el problema. No hay dudas: no te aman, y alguien tiene que irse.
(Fuente Original: Walter Riso. Cuando no te quieren. Los Limites del amor. Editorial Norma. 2006)



Ama y no Sufras
Se sufre demasiado por amor. No hay nada más hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital. Renunciar a él es vivir menos o no vivir.

Ama y no sufras amplía lo que el autor expuso en ¿Amar o depender? No sólo se trata de amar sin apegos, que es un logro importante, sino de acabar con todo tipo de sufrimiento inútil relacionado con el amor. Se trata de incrementar el «coeficiente amoroso» y ligar el corazón a la mente de tal manera que podamos canalizar saludablemente el sentimiento.

Habrá quienes digan que el amor no es para «entenderlo» sino para sentirlo y disfrutarlo. Esta actitud, además de ingenua, es pe­ligrosa. Una de las principales causas del «mal de amores» nace de las creencias que sobre el amor hemos elaborado a lo largo de nuestra vida. ¿Racionalizar el amor? Así es, pero no demasiado, sólo lo nece­sario: razón y emoción en cantidades adecuadas.

Un amor completo, sano y grati­ficante, que nos acerque más a la tranquilidad que al sufrimiento, necesita la conjugación de tres factores: deseo (eros), amistad (philia) y ternura (ágape).

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