Una de las primeras cosas que más le llamo la atención de nuestro país, fue observar en las calles a muchos niños trabajando. Cada vez que veía a un pequeño de esa forma, se le partía el corazón. Y más cuando un día que llevaba a sus hijos al colegio, uno de ellos le dijo “porque ese niño que está bailando en la pista no tiene zapatos, pobrecito se va a enfermar”, esas palabras la conmovieron mucho. Ella sentía que algo debía hacer, no sabía que forma, pero no podría quedarse con los brazos cruzados.
Lo primero que hizo fue averiguar que instituciones u organismos velan por estos niños y como es posible que estas criaturas en vez de estar estudiando estén en las calles trabajando. Comprobó que existen muchos organismos que se preocupan por ellos, pero que lamentablemente existen otros factores que hacen que a muchos niños no le llegue ni siquiera un poco de ayuda. Y eso que ella estaba centrada en la capital, las cifras al interior del país, de índice de pobreza es mucho más alta.
El primer factor que se da y cada vez más fuerte, es la indeferencia. Cuantas veces hemos visto a niños en las calles trabajando y nos hemos hecho de la vista gorda, sin tomarle la importancia debida.
Annel no quería ser uno más del montón, y más cuando ella sentía que si se puede hacer algo, la pobreza no la puede eliminar, pero si puede colaborar en que disminuya un poco.
Cuando me contó lo que a continuación le voy a relatar, se me conmovió un poco el corazón, pensé en un momento en lo que ella hacía, y si sería esa talvez una de las respuestas a la que siempre nos hacemos de cómo lograr y poder ayudar a los demás.
Un día en que regresaba después de haber dejado a sus niños en el colegio, esperando que cambie la luz del semáforo, se paró frente a ella un niño que no tendría más de siete años realizando piruetas en la pista, al mirarlo en ese momento, reaccionó. Estaciono su carro a un lado, y se acerco donde el niño, lo primero que hizo fue preguntarle como se llamaba, le respondió que su nombre era Marcos, que tiene ocho años y es el mayor de dos hermanos. Su madre también trabaja, pero la plata a veces no la alcanza, es por eso que él la ayuda.
Me dijo que en las tardes va al colegio, pero hay días en que no va, porque tiene que trabajar. Le preguntó si había tomado desayuno, y él niño le respondió que no. Annel lo invito a tomar desayuno a su casa, marcos se rió, no le creía, pensaba que la señora estaba molestándolo; pero no, era verdad.
Cuando llegó a su casa, nunca olvidaré la mirada de asombro que tenía aquel niño, y más cuando se sentó en la mesa, con las ganas que tomo lo que le había preparado. Me contó que desde hace un año trabaja, que nunca conoció a su papá, es por eso que su mamá trabaja tanto, y que a su hermanito lo deja con su abuelita.
Una vez terminado su desayuno, me dijo que debía regresar a trabajar, Annel quiso darle algo de dinero, pero el niño no acepto, le dijo que su mamá siempre le ha dicho que nunca acepte dinero de extraños, el dinero hay que ganarlo trabajando, ella se acordó en ese momento de su padre, que justo también cuando ella era niña le había dicho lo mismo. Ante la negativa del dinero, annel decidió regalarle ropa que sus hijos ya no usaban, y que tal vez le serviría a él y a su hermanito. Marcos aceptó y le dio la gracia por todo.
Annel dos veces por semana repetía lo que sin querer había iniciado con Marcos, y ya no era sólo ese niño, sino que empezó a traer más niños. Historias conmovedoras, diferentes, pero al final el mismo factor la pobreza. Ella pensó que tal vez por un día lograba que esos niños comieran algo decente, consistente, pero los demás días, que pasaría con estas criaturas.
Decidió tomas medidas más radicales, y en vez de continuar brindando esa ayuda, pensó que deberían existir otras formas. Hablo con el padre de la parroquia cercana a su casa, y le propuso entre otras propuestas, el velar y ayudar a los niños que trabajan por el distrito, darles todos los días un desayuno y almuerzo, a cambio de que continúen estudiando, y no pierdan lo principal que todo niño tiene que tener: la educación.
Al Padre Pablo al inicio le parece un poco descabellado, pero entendió que la idea no estaba fuera de la realidad, ella se ofreció que le brindaría el dinero necesario para cubrir con los gastos alimenticios, pero que a cambio él debía encargarse de prestarle sus salones para que los niños pudieran comer. Así que al final aceptó.
Si bien Annel poseía unos pequeños ahorros, sabía que en un momento estos se terminaría, sentía que tenía que hacer algo más, conversó con su esposo que desde un inicio fue un gran apoyo para ella, en que otras cosas podría hacer para recaudar más dinero, él le dio la idea de que conversara con su madre. Y así lo hizo a la mamá de jorge la idea tan bien le pareció un poco exagerada, pero las ganas con que Annel le contaba sus planes, hizo que la señora también la apoyara.
Empezaron las dos a invitar a sus amigas en común, mujeres de condiciones pudientes que siempre estaban dispuestas a ayudar este tipo de causas. Se hizo rifas, actividades campestres, lonches y paseos. Todo lo que se recaudó al final fue guardada en una cuenta que había abierto en un banco.
La acogida en un inicio fue lenta, muy pocos niños se acercaron a la iglesia en busca de sus desayunos, unos no sabían que existía, y otros al igual que marcos no creían que fuera verdad. Pero conforme pasaron los días, los niños fueron aumentando, y annel se sentía reconfortada.
Ella estaba realizando su primer paso, pero sabía que ahora que había iniciado esto ya nadie podía detenerla. El próximo objetivo era la construcción de un comedor donde los propios padres de estos niños se encargaran de trabajar en ellos, a la vez que velaban por la alimentación de sus hijos.
Ahora el plan era mucho más ambicioso, y las actividades que realizó junto a sus amigas no iban a ser suficiente, en un principio trato de poner su propia ONG, pero el tiempo que tenía que dedicarle era bien sacrificado. Entonces en su lugar decide apoyar y trabajar como voluntaria en alguna ONG que se encargue de la protección de los menores de edad, y a la vez que continuaba con su idea de construir el comedor para sus amiguitos trabajadores.
El carisma que posee Annel es muy contagioso, ya me imagino cuando a alguien le contaba de sus ideas, con sólo escucharla, por un momento también se han contagiado. El trabajo voluntario que realizaba en las ONG fue muy reconfortante para esta mujer de corazón de acero, pero a la vez muy estresante, ya que ella sentía que debía resolver todos los problemas, aun sabiendo que eso era algo imposible.
Las ONG son organizaciones que trabajan sin fines de lucros, ellas se encargan de velar por los intereses y cuidado del niño, de la mujer, de los más necesitado. Les brinda tanto asesoría como alguna ayuda posible.
Annel vivió en carne propia las dificultades y burocracias que existen todavía en muchos sectores de nuestra sociedad, al menos cuando quiso seguir por cuenta propia de la construcción del comedor, ella ya tenía el local, pero los permisos y requisitos que piden la hizo desistir en un momento de la idea. Ella cuando tiene que realizar alguna donación, prefiere hacerlo personalmente o en coordinación con alguien más, en vez de mandarlo con un extraño. Hace poco cuando vio las noticias de denuncias sobre personas que se quedan con algunas donaciones destinadas en este caso a los damnificados del terremoto, no se sorprendió tanto, porque eso y más cosas se dan todos los días. Una vez cuando la ONG donde trabajaba estaba haciendo una campaña de recolectar ropa y víveres para las personas de provincia, entre el grupo que a ella le había tocado, observó que un grupo de chicas estaba escogiendo la ropa, se acercó donde ellas y le pidió que le explicaran lo que estaban haciendo, las muchachas no sabían que decir, ya que habían sido descubiertas; desde ese momento annel decidió que cada vez que tiene que donar ropa, prefiere hacerlo en persona, si se puede viajar hasta la misma persona que está esperando esta ayuda.
Han pasado ya casi más de veinte años desde que Annel no dudo en convertirse en una ferviente voluntaria dispuesta siempre a ayudar a los demás.
Sus hijos ya crecieron, están terminando sus carreras respectivamente, y trabajando, mientras que su esposo, el amor de toda su vida, esta un poco enfermo. Ella quiere ahora dedicarse más tiempo a su esposo, que en estos momentos la necesita, pero sin descuidar a sus otros tesoros, y no lo digo sólo por sus hijos, sino por sus hijos postizos.
Actualmente sigue laborando ya no a tiempo completo con la ONG, pero siempre esta pendiente cuando necesitan de su ayuda. El comedor que soñó en construir no sólo se hizo realidad, sino que permitió que muchos niños ahora ya adultos, puedan terminar con éxito sus estudios.
Le preguntó porque no se decidió a contar su historia antes, al menos creo que en estos tiempos de tanta violencia e indiferencia entre los seres humanos, un relato así puede llegar a conmover a las personas. Me dijo que nunca pensó en hacerlo publico y no porque no pudiera, sino porque ella siente que la ayuda incondicional que ha hecho que estos niños, ha logrado que tenga el mejor reconocimiento y que vengan de las personas que más quiere que es su propia familia, el reconocimiento de los demás, no es tan importante, porque cuando uno quiere ayudar a los que más necesitan lo hace sin pedir nada a cambio.
Me afirma que así como existe todavía personas indiferentes y egoístas en nuestra sociedad, también existen personas como ella, seres que colaboran o brindan su apoyo a los demás sin esperar ninguna recompensa.
Al inicio resalte que la historia de Annel no sólo me conmovió sino que me dio una lección a mi misma. Y esa lección estuvo principalmente no tanto sólo en la ayuda que realiza hacia los demás, sino en que siendo ella extranjera tiene más sangre peruana de los que en verdad hemos nacido aquí. El cariño, la dedicación, el trabajo y sobre todo la solidaridad; No quiero decir que el peruano sea indiferente, pero muchas veces no hemos mostrado ajenos a los demás, y personas como Annel nos siguen dando una lección.
Y cuantos más existirá en nuestras calles seres que sin ninguna obligación están dispuestos a brindar siempre una ayuda a los demás, historias como la de Annel se repiten todos los día en nuestra ciudad, sólo es cuestión de conocerlas más y quien sabe en algún momento llegar a ser como ella.
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